Pedagogía Itinerante

Una Historia de Lecturas en Movimiento

La pedagogía itinerante puede definirse como aquella modalidad educativa que traslada los espacios, los recursos y las experiencias de aprendizaje hacia los territorios en los que se encuentran las comunidades, en lugar de esperar que sean los usuarios quienes accedan a un centro fijo. Este enfoque apuesta por que el “aula” no se limite a paredes, sino que se despliegue en plazas, barrios, veredas, fábricas, carretas, silletas o bibliobuses; en suma, donde están las personas que usualmente tienen menor acceso a los servicios culturales o educativos.

La movilidad, entonces, no es simplemente logística: se convierte en una metáfora pedagógica —y en una estrategia concreta— para hacer del entorno, del desplazamiento y del encuentro una parte esencial del aprendizaje. En este sentido, como sugiere Freire (1970), toda educación verdaderamente liberadora debe situarse en los contextos vitales de los sujetos, partir de su experiencia y propiciar un diálogo que transforme tanto al educador como al educando. Así, la pedagogía itinerante se sostiene en al menos cinco ejes: movilidad del servicio, contextualización territorial, participación de los sujetos locales, adaptabilidad metodológica y reducción de barreras geográficas o culturales.

la carreta de leer 5 octubre 2025

Desde esta perspectiva, es posible rastrear en Colombia antecedentes de prácticas que encarnaron de manera temprana los principios de esta pedagogía móvil, especialmente en el ámbito de las bibliotecas públicas.

Desde mediados del siglo XX, la idea de acercar la lectura a la gente llevó a instituciones culturales a salir de sus edificios. Uno de los casos más representativos fue el de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín (BPP), creada en 1952 bajo el auspicio de la UNESCO como un modelo para América Latina. Como señalan sus propios registros históricos, la BPP entendió desde sus inicios que “no bastaba con tener un edificio”, y que era necesario llevar los libros directamente a las fábricas, escuelas y barrios periféricos (Biblioteca Pública Piloto de Medellín, s.f.).

De acuerdo con informes institucionales y reconstrucciones históricas del centro de Medellín, hacia 1955 la Biblioteca Piloto puso en marcha su primer bibliobús, un vehículo equipado con colecciones de lectura que recorría barrios, escuelas y empresas, realizando paradas fijas semanales anunciadas por megáfono y ofreciendo préstamos por quince días bajo la dirección de Julio César Arroyave, su primer director, la BPP desplegó además “cajas viajeras”, cofres llenos de libros transportados incluso en silletas campesinas hacia zonas rurales, así como puestos de lectura en fábricas y hospitales.

Este conjunto de estrategias consolidó, desde la década de 1950, una red móvil de fomento de la lectura que puede considerarse una de las primeras expresiones de pedagogía itinerante institucional en el país.

En Bogotá, la descentralización de los servicios de lectura se consolidó a partir de los años sesenta. El poeta Eduardo Carranza, al frente de las Bibliotecas del Distrito, promovió un bibliobús ambulante que recorría barrios y fábricas sin biblioteca propia, extendiendo el acceso a los libros a sectores obreros y escolares (Téllez,  2012). Este programa formó parte de una política de “descentralización cultural” que anticipó, décadas más tarde, la creación del Sistema Distrital de Bibliotecas Públicas. Asimismo, durante los años setenta y ochenta, el Sistema Metropolitano de Bibliotecas Público-Escolares de Bogotá (SIMBID) integró bibliotecas comunales, parroquiales y escolares en una red de circulación de libros y actividades culturales (Téllez,  2012). Aunque no existía un bibliobús formal en esa época, el SIMBID logró materializar el principio itinerante mediante el préstamo de colecciones y la animación lectora en barrios periféricos.

Fuera de los contextos urbanos, las iniciativas fueron más escasas. Algunos antecedentes pueden encontrarse en la Campaña de la Biblioteca Aldeana de los años treinta, promovida por el Ministerio de Educación Nacional, que distribuía colecciones básicas y cartillas prácticas a escuelas rurales, párrocos y alcaldes (Díaz,1999). Sin embargo, este programa se basaba en rutas escolares fijas y no en la circulación física de bibliotecas móviles, por lo que no puede considerarse plenamente itinerante.

carreta de leer 2

En este panorama, el proyecto “La Carreta de Leer”, creado en 1995 por Mario Acevedo Acevedo en El Carmen de Viboral, surge como una experiencia singular. Aunque no fue la primera iniciativa de lectura en movimiento en Colombia, sí representa una innovación local dentro del contexto rural y comunitario del Oriente antioqueño. Su propuesta recupera la materialidad del desplazamiento —una carreta de madera tirada por fuerza humana— y la pone al servicio del encuentro lector, reconfigurando la pedagogía itinerante desde una escala afectiva y territorial distinta. Mientras las bibliotecas institucionales sobre ruedas respondían a lógicas urbanas y administrativas, la Carreta de Leer nace desde lo comunitario, como una pedagogía del andar, cercana a la gente, el paisaje y la oralidad campesina.

Así, aunque Colombia contaba desde los años cincuenta con bibliotecas móviles impulsadas por instituciones públicas, el gesto de Acevedo en 1995 reinterpreta esa herencia desde un lenguaje propio. La carreta —objeto cotidiano, humilde, rural— se convierte en vehículo simbólico y pedagógico: desplaza los libros, pero también los modos de leer y de habitar la palabra. Su recorrido por las calles y veredas del Carmen de Viboral inscribe una forma de educación sensible al territorio, en sintonía con lo que Freire llamaría una práctica liberadora y dialógica. En este sentido, la Carreta de Leer puede entenderse como un puente entre la tradición institucional de las bibliotecas móviles y las pedagogías comunitarias contemporáneas, donde el movimiento no solo acerca los libros, sino que genera comunidad, memoria y sentido compartido.

Referencias Bibliográficas

Biblioteca Pública Piloto. (s. f.). Nuestra historia. Recuperado de https://bibliotecapiloto.gov.co/nuestra-historia?utm_source

Díaz, J. (1999). La campaña de cultura aldeana (1934-1936) en la … Revista Colombiana de Educación, (65), 367-372.

Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Editorial siglo XXI.

Téllez, L. R. (2012). Breve historia de las bibliotecas públicas en Colombia. Códices, 8(1), 57–86. ISSN 1794-9815

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